Hemos estado investigando, durante casi 60 años la naturaleza del Autismo como lo describió Leo Kanner. Según sus criterios diagnósticos describía una forma severa del Autismo, tipificado por el alejamiento y falta de comunicación del niño. Llevamos solamente quince años investigando el perfil del Autismo descrito por Hans Asperger. Los niños que mencionaba eran comunicativos y participaban en interacciones sociales. Actualmente existe el debate entre la literatura académica y los investigadores clínicos sobre si el Síndrome de Asperger es un único trastorno con un perfil de habilidades que no suceden en ningún otro síndrome o es simplemente una forma de autismo con un cociente alto de inteligencia.
Existe un consenso generalizado sobre el Autismo definido por Leo Kanner y el término psicopatía autista (dicho término fue posteriormente denominado como Síndrome de Asperger por Lorna Wing), son dos condiciones que oscilan dentro de los llamados Trastornos del Desarrollo Continuo o Trastornos del Espectro del Autismo. En 1.994 el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV marcó un criterio para valorar el Síndrome de Asperger. La opinión de los autores del manual, el cual fue revisado en el 2.000 (DSM-IV) fue que el Síndrome de Asperger podría ser diferenciado del Autismo mediante un examen en la edad temprana del desarrollo del niño y la existencia de algunas características que eran raras en el Autismo. Consideraban que el lenguaje precoz y las habilidades cognitivas no se veían retrasadas o afectadas en niños con el Síndrome de Asperger. No hay tampoco significancia clínica de retraso en cuanto a la autonomía, conducta adaptativa y curiosidad por el entorno durante la infancia. El perfil clínico de un niño con Síndrome de Asperger es también menos probable que incluya formas que afectan al sistema motriz y obsesiones de partes u objetos como ocurre en el autismo, no obstante el niño puede tener intereses limitados y delimitados que consumen gran parte de su tiempo en amasar enormes cantidades de información y hechos. Los autores también manifiestan que el perfil de habilidades sociales en niños con autismo incluyen auto aislamiento o acercamientos sociales muy rígidos, mientras que en el Síndrome de Asperger puede haber un interés y motivación social pero estos son conseguidos mediante formas excéntricas, verborrea, monólogos y conductas estereotipadas. Si el perfil de habilidades del niño y su desarrollo son consistentes con el criterio para ambos es decir, autismo y Síndrome de Asperger, los autores del DSM establecen que un diagnóstico de autismo debería prevalecer sobre el citado Síndrome de Asperger.
Los criterios diagnósticos descritos en el DSM, que marcan una diferenciación entre el Autismo y el Síndrome de Asperger, han sido analizados y valorados por diferentes investigaciones durante los últimos cinco años. Muchos psiquiatras y expertos en el tema han criticado las bases de diagnóstico que Hans Asperger originariamente señaló. Los cuatro casos que describió en sus documentos, podrían ser diagnosticados, de acuerdo con los parámetros del DSM, como Autismo no como Síndrome de Asperger. (Miller y Ozonoff 1.997). Si alguien adoptara los criterios del DSM, el Síndrome de Asperger se daría en muy raras excepciones.
La investigación concluye también sobre si el retraso en el lenguaje en el niño con Autismo puede ayudar a precisar síntomas clínicos posteriores. Tres estudios han arrojado dudas considerables sobre el uso temprano del lenguaje, en el sentido que podría retrasar el diagnóstico entre Autismo y Síndrome de Asperger (Eisenmajer, Prior, Leekam, Wing, Ong, Gould y Welham 1.998, Dickerson, Mayes y Calhoun 2.001 Manjiviona y Prior 1.999). Cualquier diferencia en habilidades del lenguaje que se desarrollan durante la pre-escolarización entre niños con Autismo y niños con Síndrome de Asperger, desaparecen frecuentemente en la primera adolescencia (Eisenmajer, Prior, Leekam, Wing, Ong, Gould, and Welham 1.988, Ozonoff, South y Miller 2.000).
Existe un criterio unánime que el niño con Síndrome de Asperger puede no manifestar o mostrar ningún retraso cognitivo evidente en su primera niñez. Por el contrario, algunos niños pueden ser precoces o habilidosos en aprender a leer, mostrando también habilidades para las matemáticas y mostrar algunos aspectos en juegos constructivos y de memoria. Los niños con Autismo pueden ser diagnosticados a los 18 meses ya que presentan retraso en sus habilidades cognitivas, con un diagnostico certero durante los cinco años. Sin embargo, los niños con Síndrome de Asperger, por lo general no son diagnosticados hasta que comienzan la escuela, lo que supone obtener un diagnostico a once años (Howling and Asharian 1.999). De todas formas, Los síntomas del Síndrome de Asperger en niños muy pequeños pueden ser más sutiles y fácilmente camuflados en casa y en la escuela. Reflexionando, los padres (especialmente las madres) y los maestros, pueden haberse percatado de algunos aspectos del desarrollo cognitivo del niño, en particular sobre sus habilidades sociales, sin embargo, sus preocupaciones pueden ser intuitivas, y difíciles de describir a los terapeutas clínicos. Así pues, no es hasta que se espera que el niño manifieste unas habilidades cognitivas adecuadas a su edad cuando de exhibe de una forma evidente y significada el retraso o inapropiado perfil en el desarrollo cognitivo.
Se han realizado estudios comparativos entre adolescentes con Autismo y Síndrome de Asperger. Dichos estudios han examinado el perfil de lo que podría ser llamado “Autismo de Alto Funcionamiento”, esto es, niños diagnosticados con autismo con un cociente intelectual dentro de los parámetros normales es decir superior a 70. El término “Autismo de Alto Funcionamiento” ha sido usado en el pasado para describir a niños que manifestaban los clásicos signos del autismo en la primera infancia, pero a medida que se desarrollaban, superaban las pruebas de las habilidades cognitivas y a la vez un mayor grado de desarrollo intelectual, de integración y adaptación al mundo social mayor que los niños con Autismo. Su valoración clínica era mejor de la esperada. Las habilidades cognitivas de este grupo de niños fueron así pues comparadas con niños con el Síndrome de Asperger, que no habían mostrado retraso cognitivo ni de lenguaje en la primera edad. Los resultados del estudio no han establecido una distinción entre el perfil de ambos grupos. Ehlers, Nyde, Gillberg, Dahlgren, Hjelquist y Oden 1.997 opinaron que solo una minoría de cada grupo diagnosticado, presentaba una característica del perfil.
Un grupo de expertos de la Universidad de Yale en Estados Unidos ha sugerido, basándose en sus propios estudios, que los perfiles neuropsicológicos de los niños con Síndrome de Asperger y las personas con Autismo de Alto Funcionamiento son diferentes. (Klin, Volkmar, Sparrow; Cicchetti and Rourke 1.995). De cualquier forma, otros expertos en la materia han utilizado técnicas neuropicológicas para elaborar un diagnóstico diferencial y no han encontrado un perfil distinto entre uno y otro grupo. (Manjiviona y Prior 1.999, Miller and Ozonoff 2.000 Ozonoff South y Miller 2.000).
Los criterios del DSM para niños con Síndrome de Asperger en comparación con niños con Autismo, no muestran ningún retraso clínico importante en las habilidades de autonomía con respecto a la edad y a la conducta adaptativa.
La experiencia clínica indica que los padres, especialmente las madres de niños y adolescentes con el síndrome de Asperger, tienen a menudo que recordar y advertir verbalmente habilidades cotidianas para su propia autonomía. Este punto puede conducir a problemas con actividades que afecten a la destreza, tales como atarse los zapatos, higiene personal, saber vestirse y programar el tiempo. Los expertos reconocen que existen problemas relevantes con la conducta adaptativa, especialmente los concernientes al control de los enfados, angustias y estados de ánimo. (Attwood 2.002) . Los estudios clínicos y la experiencia han confirmado que el perfil de niños con Síndrome de Asperger y niños con Autismo de Alto Funcionamiento tienen características similares (Ozonoff, South y Miller 2.000). Ambos grupos se benefician de los programas de comportamiento conductual.
Los expertos pueden valorar mediante sus estudios el diagnóstico de Autismo o Síndrome de Asperger en el niño para ayudar a definir y comprender sus diferencias con otros niños. En cualquier caso, sus recomendaciones para el tratamiento de ambos son las mismas.
Los científicos han constatado que el cuadro de Trastornos Continuos del Desarrollo o Trastornos del Espectro del Autismo, cambian en el tiempo, un niño puede ser diagnosticado de Autismo o Autismo de Alto Funcionamiento y posteriormente a lo largo de su vida ser diagnosticado de Síndrome de Asperger. (Attwood 1.998, Gillbert1.998). Existe la opinión entre los expertos que, contrariamente a lo que apunta el DSM, si en un niño coinciden los dos diagnósticos, el definitivo será el de Síndrome de Asperger. (Mahoney, Szatmari, MacLean, Bryson, Bartolucci, Walter, Jones and Zwaigenbaum 1.998).
El dilema para los profesionales es si el niño, dependiendo del diagnóstico, puede tener acceso a las ayudas que necesite por parte de la Administración. En algunos países, un niño podría solamente recibir ayuda en el aula o coberturas de otros aspectos, si tiene el diagnóstico de Autismo. Los investigadores clínicos pueden de hecho emitir mas fácilmente diagnóstico de Autismo que proceder a una mas precisa evaluación del Síndrome de Asperger. Esto es particularmente relevante cuando los estudios epidemiológicos apuntan que uno de cada 250 individuos padecen el Síndrome de Asperger según el criterio adoptado por los clínicos (Kadesjo Gillberg and Hagberg 1.999). Servicios gubernamentales y no gubernamentales, en especial los de Educación y Sanidad, no disponen de la financiación necesaria para tal incidencia y son reacios a abrir las puertas a la “avalancha”.
Conclusión:
Habiendo revisado toda literatura, podríamos ser capaces de responder a la pregunta de ¿ existe una diferencia entre el Autismo y el Síndrome de Asperger? La respuesta es que las investigaciones y la experiencia clínica podrían sugerir que no hay certeza que sean trastornos diferentes. Sus similitudes son mas grandes que sus diferencias. Parece, según nuestra opinión, que particularmente en Europa y en Australia, una visión dimensional del Autismo y el Síndrome de Asperger mas que un acercamiento categórico. (leekam, Libby, Wing Gould and Gillberg 2.000). Por ahora, ambos términos pueden intercambiarse en la práctica clínica.